lunes, 11 de marzo de 2013

Historietas





Cada tanto reviso revistas. Noto que en las que me detengo hay algo más que algunas páginas importantes. Son las que llevan esa suerte de sensación encontrada, mezcla de memoria y construcción subjetiva. Mezcla de múltiples generaciones anudadas. Mauss hablaría de hechos sociales totales si mi psicología fuera una aldea. Hechos que contienen una gran carga a partir de la cual se puede inferir múltiples lecturas ideológicas. De las primeras historietas leídas. Aventuras inéditas del cine y la tv. Era el número diecinueve. No es tanta la sensación de viñetas como el terrible afecto que me explota de su portada. Descripción minuciosa: Peter Parker está saliendo de su lugar de trabajo, su sentido arácnido le anticipa el peligro (¿podríamos decir que sufre de ataques de pánico ya que su angustia se dispara ante algo que le es concientemente imposible detectar, pero que da como respuesta corporal el peligro y la sensación de amenaza?). En la vereda pasa gente. No advierten, hay ignorancia, falta de compromiso en el espacio público. Mientras. Tiran del auto a una persona que da indicios de haber sido maltratada y golpeada. ¿Ronda la idea del secuestro? ¿Un paso de factura? El cuerpo es arrojado a la vía pública enfrente de un diario. Quienes lo hacen quizás busquen plantar un mensaje. El auto no es cualquier auto. Su color es verde. 
La sensación y el afecto que me provoca es reforzada por las letras inferiores que dan un título pesado: “El pacto contra el terror”. Ahí está ésa puta doble erre freudiana. Y puntos traumáticos que resuenan en mi fantasma transgeneracional, a manera de cuota real, dando cuenta de la historia de un país que se transmite a espaldas de sus gentes. 
Un auto verde. 
Secuestros.

Talent





El día que me desperté, había soñado con Maradona. Tenía algunos fragmentos a manera de restos diurnos que fueron habilitando al recuerdo. Apenas las noticias y unas fotos. Pensé en mi 86, de 7 años y en el Talent a color. En la rompedura de huevos que significaba tener que levantarse a cambiar de canal cuando me lo exigían los adultos que todavía gobernaban mi mundo. Era diferente cuando tomaba la iniciativa en sus horas de trabajo, y de tanto girar alguna vez quedé con la perilla en la mano. Dios.
Cerca del medio día regresó la idea del sueño. También y ésta vez por la poética de Dylan Thomas: “la pelota que arrojé cuando jugaba en el parque aún no ha tocado el suelo”. Ése Talent… en su pantalla Maradona me permitió conquistar el mundo. Un talento increíble. No lo pude igualar ni siquiera en los videos juegos porque Alemania, en el bajito México 86 de Cacoa, me eliminó en la final. Recuerdo prometer nunca permitirme jugar con ése equipo, empujar sus hilos. Puedo hoy rastrear en aquella promesa las huellas de derrota y dolor profundo que cuatro años después. Nos suceden los años. Y de tanto en tanto Alemania regresa para vengarse.
Me vuelve Maradona, me envuelve Maradona.
El día que desperté y había soñado.

sábado, 2 de marzo de 2013

Tesis


Hacía tiempo que no podíamos ir al cine. De a poco retomando esas actividades que se nos fueron postergando. El Pequeño está tan grande.

Los cuatro conceptos fundamentales LACAN


La mirada y la mancha. Tyche y Automaton. ¿Qué repetición? En la clínica. En la transferencia. Articulación con las pulsiones. Lacan avanza entre 1963 y 1964.